Las dietas crudas se identificaron como un vehículo potencial de bacterias patógenas relacionadas con zoonosis, y algunas portaban genes de resistencia a los antibióticos de última generación.
La industria de las mascotas ha evolucionado en las últimas décadas debido al aumento de la población de mascotas, los vínculos más fuertes entre humanos y sus animales y la demanda de productos alimenticios de alta calidad.
Los alimentos procesados para mascotas fabricados con diversos métodos de procesamiento (por ejemplo, molienda, cocción, extrusión y deshidratación) se han considerado tradicionalmente seguros desde el punto de vista microbiológico y nutricionalmente adecuados para la alimentación de mascotas.
Sin embargo, dado que algunos dueños de mascotas consideran que los alimentos no procesados son más saludables, las dietas a base de carne cruda (conocidas como BARF) para perros han ganado popularidad.
Estas dietas se componen principalmente de carne, huesos y órganos crudos o mínimamente procesados, con la congelación como tratamiento principal, y se consideran más naturales que los alimentos procesados convencionales para mascotas. Sin embargo, la evidencia científica que respalda los beneficios de la dieta BARF es escasa, y muchas organizaciones profesionales veterinarias (por ejemplo, la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales) y agencias internacionales de salud pública (como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades -CDC- de los Estados Unidos) los consideran posibles riesgos para la salud, tanto de los animales como de los seres humanos.
La conciencia sobre esta cuestión parece menos evidente en Europa. Los problemas de seguridad asociados con las dietas BARF están relacionados con la posible contaminación de las materias primas con bacterias y parásitos patógenos zoonóticos. Dicha contaminación podría conducir a la propagación de estos patógenos, tanto a las mascotas como a los humanos que conviven con ellas, a través del contacto directo con la mascota o su alimento, o indirectamente a través del contacto con superficies domésticas o manos contaminadas durante la preparación del alimento.
MÁS DE 20 NOTIFICACIONES DE ALIMENTOS CONTAMINADOS
En la Unión Europea (UE), se establecen requisitos legales para el uso de subproductos animales y productos derivados no destinados al consumo humano, incluidos aquellos para producir alimentos procesados o crudos para mascotas, lo que ayuda a garantizar la seguridad microbiológica.
Sin embargo, desde 2020, ha habido más de 20 notificaciones o retiradas de alimentos para mascotas de dietas BARF en la UE debido a la detección de patógenos zoonóticos, en particular Salmonella y Escherichia coli patógena, y también casos de infecciones humanas por Salmonella y E. coli productora de toxinas (STEC).
Fuente: DiarioVeterinario.com